miércoles, diciembre 28

Carta a un fantasma

- ¿Estás seguro que no pasa nada?
-... sí, no hay problema.
- Cualquier cosa que sea puedes decirmel...
- No hay nada de que hablar... sólo vete por favor...
- ...

Marina se alejó con pasos de hielo, esperando algún respiro, alguna señal, cualquier sonido que le iluminara de rojo el camino... pero no fue así. Silencio de muerte inundaba el ambiente.
Fundiendose en la niebla pronto desapareció. Como con pecas de lluvia que su rostro adornaban, ella poco a poco su vida vertió, hasta que, sin más alimento que su tristeza, la flor se secó.

Aldo ya había llegado a su hogar, cargando las horas como quien carga mil piedras en el alma. Sacó una libretita y algunas palabras en ella gritó. Cuando la pluma se quedó sin voz, Aldo tomó el cuaderno, de gritos repleto, y hasta la última letra en pedazos rompió. Un nuevo collage ininteligible llenaba el cesto de basura.
- No lo sabrá jamás...

Aldo dormía y Marina también. Al despertar de su sueño él encontró el cesto tirado con los gritos sonando, y en su mano yacía un papel. Sólo de Marina esa letra podía ser:
"¿Por qué?... ¿por qué no me lo dijiste?... ¿por qué?... ¿por qué?..."

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