viernes, febrero 25

Siete

"Debí haberla seguido...
debí haber gritado...
debí haberle mentido...
debí olvidar mi pasado...
debí aceptar mi destino...
debí lavarme las manos...
debí, debí, debí... debí nunca haber existido..."

- Hola.
-... ¿Hola?
- El nombre es Nina.
- Siete.
- ¿Siete qué?
- Siete es mi nombre.
- ¿Siete? Qué nombre tan... interesante.

...

- ¿Qué es eso en tu brazo? ... debí haberl...
- No tiene importancia.
- ¡Oye estoy leyendo!, ¿es acaso una poesía? ¡No la escondas!
- No.
- ¡Vamos dejame ver!
- ...
- Hmm... creo que preferirías estar solo ¿cierto?
- ...
- ... gusto en conocerte Siete.

...

- N-n-no.
- ¿Uh?, ¿"No" qué?
- No te vayas...
- ... está bien... pero sólo si prometes habalr conmigo todo el día.
-... hecho.
- ¡Perfecto!, ¿de qué te gustaría hablar?
- En reaidad no lo sé.
- Hmm... eres extraño Siete, así que hablemos de ti.
- ¿De mí?
- Sí, anda cuéntame algo sobre ti, ¿a qué te dedicas?
- A nada en especial.
- Uhm... ¿qué te gusta hacer?
- Nada que yo recuerde.
- ¿"Que yo recuerde"? debes tener una pésima memoria.
- No, no es eso.
- Oh... entonces no quieres hablar de ello...
- No, tampoco se trata de eso.
- ¿Uh?... no entiendo.
- No necesitas entender.
- ... ¿Sabes? No eres la persona más amable que haya conocido Siete.
- Disculpa es sólo mi forma de ser.
- ¿Tu forma de ser? Eso es fácil de cambiar, y sé de algo que lo hará...

... ...

- ... eso... no me lo esperaba...
- Es parte de lo mágico, igual que esa sonrisa.
- ... ¡Vete!, ¡Ahora!
- ¡¿Ah?! ¡¿qué te pasa?!
- ¡Alejate de mí!
- ¡Eres... eres un idiota!, ¡y yo también por hablar contigo!, ¡debí, debí, debí!, ¡Debí saber que alguien con esa clase de cosas escritas en el brazo tenía problemas mentales! ¡agh!, ¡debí, debí, debí...
-Nina...

...
...
...

- ¡Nina!
- ¿Ah?... ¿Javier?... ¿Qué hago aquí?
- Pues si no hablabas con el viento
yo no sé que estarías haciendo,
¡pero anda, vámonos ya!
que la luna brilla en lo alto,
y las doce campanadas
apenas su-eco terminaron.
-Hmm... aquí es cuando me alegra que mi amigo el raro dé paseos nocturnos a la luz de la luna.
- Bien lo has dicho ya mujer,
y ahora, sigue al compás de ese tren,
que como él nos hemos de ir,
a donde has de residir,
la noche quieta nos gui...
- ...ay Javier...

No hay comentarios: