Hoy me intentaron convencer, una vez más, de que Dios todopoderoso existe, y de que por supuesto, debo de darme cuenta de ello. Sin embargo me di cuenta de algunas cosas que, si bien no desconocía, suelo omitir. Para intentar salir del que parecería un largo intento de convencerme de que "aquí el chingón es Dios" y que
él era quien mandaba, el que tenía en su poder mi existencia y
destino, del cual yo no podía hacer nada excepto lo que su majestad desease; recurrí a decir que yo no tenía en claro mi concepción de Dios, que tenía muchos conflictos internos con respecto a eso, y que no me sentía con ganas de buscar a su Dios.
"Pero Dios es quien decide tu camino, tu misión en la vida, y sólo a través de él lograrás encontrarla, ¿qué acaso no quieres cumplirla?"
Respondí que yo no creía en que tuvieramos una misión o un sentido en la vida, para lo cual me hicieron una perfecta observación prontamente: "que inseguro es este muchacho". Claro la inseguridad va de mano con esa falta de claridad en cuanto a mi idea de Dios, puesto que eso es para muchos fundamento, algo de lo que al parecer yo carezco. Pisando viento voy y sin caerme, o tal vez no hay a donde caer y por ello no me percato. Esos predicadores tienen su sustento en un Dios (muy agresivo y testarudo por cierto [las cosas se hacen por los santísimos y omnipotentes huevos de Dios], me recordó mucho a las primeras páginas de la biblia, con la que creo tiene más relación esta variante religiosa [que si no mal recuerdo era "católico espiritual" o algo así me dijeron] que la oficial religión católico-romana mexicana) que les sirve de suelo firme por dónde caminar, por ello con toda seguridad la señora me decía "Tienes que descubrirlo porque aquí el chingón es Dios" nosotros no somos nada si pretendemos separarnos de su voluntad. Y en parte es cierto, no tanto por la chingonería de Dios, sino porque si acaso no contamos con otro sustento, nos quedamos sin fundamento, y sin fundamento, ¿cómo sostienes todo lo demás? Sin embargo este Dios del que me hablaban pretende ser un fundamento universal, cosa que yo no quiero y no acepto, yo he estado buscando un fundamento personal, si es que acaso existe tal. Ciertamente tenía yo esa idea romántica (en todo el término de la pálabra) de que el amor podía ser tal fundamento, así lo ideaba sin si quiera haber amado (ahora veo un cierto paralelismo de quien cree en Dios sin jamás haberlo visto). Después de amar me di cuenta de porque el romanticismo está ligado a tantos suicidios de poetas, definitivamente no es lo mío. ¿Y qué es lo mío, entonces? tal vez ese no tener sentido, ciertamente el tener un sentido es aterrorizante para muchos, inconcebible de cierta forma, pues una vez que lo tienes, ¿qué sigue? Por supuesto esto se puede fácilmente descartar al hablar de que "sentido" refiere a una "dirección" también, no tanto a un fin, como lo empleé aquí y como siento que muchas personas lo ven. Tal vez el problema está en verlo como este último (en cuanto al terror que puede uno sentir hacia el tener un sentido visto como fin). Ahora bien el problema de ¿hacia dónde vamos? ¿por dónde o a partir de qué? también podríamos separar el problema del fundamento y del sentido, al que en un principio daba cuenta como uno sólo y mismo. Pero dejando de lado esa posibilidad de "¿Dónde piso?"(fundamento) y "¿Hacia dónde voy?(sentido), tomemoslo todo junto, pues si no hay donde pisar parece que menos sabes hacia dónde ir, o si suena más prudente, hablemos de que sin fundamento no hay sentido. Así pues regreso a mi respuesta "para mí no existe algo así tal como una misión en la vida" entendiendo esa misión como un sentido, y esto es porque yo no tengo en claro algún fundamento. Estoy lleno de vacío, por contradictorio que parezca, tal vez es esa misma contradicción lo que hace que ese vacío sea de alguna forma un lugar dónde pisar, que tal vez no quiera aceptar. Y a su vez creo que ese vacío no es sólo mío, cada quien busca cómo suplantarlo, algunos de mejor manera que otros, y es posible que, como dije, no haya que hacerlo, al menos no de forma permanente, estar en un constante cambio de sentidos, sin saber si quiera si el fin es diferente al del otro sentido al que me llevaba, ¿cómo caminar sin camino? volando, ¿cómo volar sin viento?, desplazandose.
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Es como aquel punto que se encuentra rodeado de un sin fin de posibilidades (claro si omitimos los evidentes límites que traza la pantalla de la computadora o el cuadro de texto de este blog). Y sin embargo esto no arregla nada nos deja en el mismo lugar donde quedamos, o tal vez no exactamente en su lugar originario, pero sí con la misma distancia con respecto al infinito
vacío que rodea la existencia.
Ahora que lo pienso, debí haberles pedido la dirección de su templo.
