miércoles, marzo 30

El pichón moribundo

Pio pio pio,
nunca pudo salir,
pio pio pio,
se escuchaba por ahi,
mas no era aquel
que en el café agonizaba,
mas no era aquel
que su muerte esperaba.

Eran los dulces cantos
que a los hombres calman,
tal vez eran llantos
de impotencia y drama,
o tal vez la furia
de mami naturaleza,
hacia aquel defecto
de la más pura inocencia.

¿Cómo ayudarle al pobre?
¿aplastando su cabeza?
¿Cómo ayudarle al pobre?
¿será con una moneda?
Te ves al espejo y te miras sin manos,
intentas llorar mas lo haces en vano.

¿Dónde quedó el mar?
¿en el horizonte más vago?
¿Cómo ves a los ojos?
¿Con indolencia y rezago?

El corazón, pintado,
nos cuenta un chiste y lo alegramos,
y la razón, tan triste,
fatal muestra resultados.

Vas a quedarte a nuestra noche de función,
y cuando ya no le veas,
será porque el gato bajó el telón.

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